Cuatro cachorros de puma acaban de llegar a Moscú para convertirse en las estrellas de un circo de la capital. Una tarea que requiere amor y gran trabajo de sus domadores…
Ahora los pequeños pumas tienen poco menos de dos meses y provienen de un parque zoológico ruso. De momento están en cuarentena pero, cuando cumplan cuatro meses, comenzarán a prepararse para actuar en un circo ambulante de la capital.
Ahora parecen felinos inofensivos; sin embargo, dentro de poco tiempo estos cachorros se convertirán en unos animales de gran tamaño y de carácter salvaje. Por esa razón, desde los primeros días de vida han vivido en contacto con el hombre para estar acostumbrados a las personas.
«Los cachorros de puma requieren mucha atención durante todo el día. Hay que hablarles para que se familiaricen con nosotros. Así podemos llegar a conocer el carácter de cada uno de los felinos», explica el domador Vladímir Isaichov.
«El adiestramiento de pumas es un proceso de muchos meses», continúa Isaichov. «Cada animal es un mundo y hay que encontrar las habilidades de cada uno».
Pero también el puma es uno de los animales de mayor adaptabilidad, por eso con un mantenimiento apropiado puede sentirse cómodo aunque no se encuentre en su hábitat natural.
En este circo otros dos pumas (también hermanos y del mismo zoo) ya han demostrado lo bien que se adaptaron a la pista y tras unos seis meses de adiestramiento ya participan en espectáculos.
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