La exploración espacial empequeñece las distancias terrestres y homogeniza cualquier contraste. Rusia, un gigante del espacio, con capacidad plena en todos los ámbitos de la astronáutica, y España, un incipiente país en materia espacial, no escatiman esfuerzos a la hora de propiciar misiones conjuntas. Todo proyecto espacial es sinónimo de una aventura de largo recorrido. El éxito viene de la mano de una minuciosa planificación, de las lecciones aprendidas en el pasado, del elevado nivel de madurez tecnológica, de la perseverancia, de la tenacidad, y de una filosofía de desarrollo basada en la permanente búsqueda de la “fiabilidad total”. Por otro lado, la cooperación internacional en materia espacial ha de estar revestida del adecuado marco organizativo y jurídico, máxime si las colaboraciones tienen carácter estratégico. En este sentido, para el caso hispano-ruso, el BOE del pasado 18 de mayo de 2010 recogía el “Acuerdo entre el Gobierno del Reino de España y el Gobierno de la Federación de Rusia sobre cooperación en el campo de la exploración y del uso pacífico del espacio ultraterrestre”. Desde entonces disponemos de las condiciones necesarias para el desarrollo global, entre España y Rusia, de la cooperación científico-tecnológica, industrial y empresarial, en cualquier ámbito relacionado con el espacio exterior.
El colofón para esta singular relación lo encontramos precisamente este año 2011, en el que se está celebrando el Año Dual España-Rusia. Bajo este paraguas bilateral, tendremos en España exposiciones y eventos relacionados con el arte, la cultura, la sociedad, la ciencia y la tecnología de nuestros amigos rusos. Dentro de la amplia oferta de actividades programadas no podía faltar el cosmos, que tendrá su punto culminante en la celebración de la Semana del Espacio (12-14 de mayo en el IFEMA de Madrid). Roskosmos, la Agencia Federal rusa del Espacio, la Academia de Ciencias de Rusia, y varias empresas de su vasto tejido industrial espacial, organizarán una muestra del pasado, presente y futuro de la mejor cosmonáutica rusa. Nos acercará a los principales actores de aquellos legendarios hitos, los que marcaron el ritmo de una trepidante carrera espacial, la que materializó los sueños de toda una nación volcada hacia el Espacio.
Son varios los proyectos y las colaboraciones conjuntas que se enfatizarán en España en el marco de este Año Dual. En estas líneas destacaremos algunas de ellas. Un rápido vistazo al pasado reciente nos trae la participación española en la cápsula rusa FOTON M3, que operada por la ESA (Agencia Europea del Espacio) fue lanzada al espacio en septiembre de 2007, para ser recuperada dos semanas más tarde en territorio ruso. Esta nave tenía por misión principal el realizar demostraciones tecnológicas y biológicas en ingravidez, algo muy demandado tras el accidente del transbordador espacial Columbia (2003), que limitó notablemente el acceso científico a la estación espacial internacional (ISS). En FOTON M3 España contaba con un decisivo experimento del Instituto Nacional de Tecnología Aeroespacial (INTA) destinado a demostrar la viabilidad de comunicar entre sí, con luz y sin cables, a los equipos en el interior de las naves de esas características. Una tecnología similar al WIFI de nuestras casas y oficinas, pero con haces de luz infrarroja en vez de con radiofrecuencia. Además, se contaba con la participación española en otros dos experimentos; uno destinado a analizar la supervivencia de organismos vivos tipo liquen en ambientes extremos (BIOPAN), y otro que se centraba en un pequeño módulo de retorno a la Tierra (FOTINO). Ya más cerca nos encontramos con el lanzamiento de dos satélites españoles, el NANOSAT 01 (INTA) y el DEIMOS-1. El 29 de julio de 2009 fueron lanzados con un Dnepr (Днепр) desde el cosmódromo espacial de Baikonour. Este antiguo misil balístico, (bautizado SS-18 Satan por la OTAN), insertó con total éxito en órbita a estos dos satélites, junto a otros de Dubai y EE UU. Especial mención merecen las gestiones encaminadas a la utilización por parte rusa de la estación del INTA de Maspalomas (Gran Canaria) para la recepción de datos de sus satélites. Su privilegiada ubicación geográfica, tan alejada del territorio ruso, favorece notablemente la toma de acuerdos de cooperación.
De entre las colaboraciones en el ámbito científico-tecnológico destacamos tres. Todas ellas cuentan con financiación del Ministerio de Ciencia e Innovación español (MICINN), y están siendo realizadas en el marco de proyectos conjuntos con Roskosmos y/o empresas de su entorno (i.e. Lavochkin Association & Production), además de con el Instituto de Estudios Espaciales (IKI) de la Academia de Ciencias de Rusia. Por ir de abajo a arriba, de cerca a lejos, la primera colaboración será el próximo despliegue de un telescopio robótico español en la lejana Siberia. Esta acción responde a una iniciativa del Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA) del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). En el marco del proyecto BOOTES se quiere implantar una red de telescopios robotizados y autónomos de 60 cm de apertura a nivel planetario. Al estar distribuidos en ambos hemisferios del planeta y en los cinco continentes, permitirán estudiar fenómenos esporádicos que sólo son observables desde un determinado emplazamiento, como pueden ser estallidos cósmicos de rayos-gamma, las ocultaciones de estrellas por objetos transneptunianos, y los tránsitos de planetas extrasolares sobre el disco de la estrella compañera, entre otros.
La segunda colaboración es la participación española en el World Space Observatory-UV (WSO-UV), merced de la firma de un acuerdo específico firmado en 2007. Ésta es una misión espacial diseñada para escudriñar el cosmos en la región del espectro electromagnético que sigue al añil, azul y violeta en el arcoiris, y que llamamos ultravioleta. La participación española en el proyecto la lidera la Universidad Complutense de Madrid (UCM). Este telescopio se lanzará en 2014 y estará operativo hasta 2024; será el único telescopio de ultravioleta que estará disponible en esa década, siendo más sensible que el telescopio espacial Hubble Space Telescope. En el consorcio internacional que desarrolla el WSO-UV están además Alemania, China y Ucrania.
La última colaboración responde a una misión trilateral entre Finlandia, Rusia y España: la Mars MetNet Precursor Mission (MMPM). El INTA lidera la participación española (MEIGA) en una aventura que tiene por objetivo la demostración tecnológica de estaciones meteorológicas de 15 kg para operar en Marte. Éstas, provistas de un “penetrador”, permitirán ensayar técnicas de aterrizaje semirígido por impacto, y serán el primer paso a la auténtica observación distribuida de la atmósfera del planeta rojo. La primera de estas estaciones llegará a Marte en 2014, probablemente de la mano de la colaboración con China. Será la precursora de una oleada posterior de hasta 16 estaciones (iniciativa Mars-Net). Permitirán escudriñar a conciencia la compleja climatología del planeta rojo, y así facilitarán la futura llegada del hombre a Marte.
Tomado de:rusiahoy
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