Los rusos heredan el dominio espacial con la era del Soyuz

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La nave rusa es, por ahora, el único medio para trasladar astronautas a la Estación Espacial Internacional
MOSCÚ, RUSIA (22/JUL/2011).- Tras el fin de tres décadas de transbordadores espaciales estadounidenses, Rusia aseguró que se abre “la era del Soyuz”, ahora el único medio para trasladar astronautas a la Estación Espacial Internacional (EEI).

“Desde hoy (ayer), empieza la era del Soyuz en los vuelos espaciales tripulados, a era de la fiabilidad”, dijo la agencia espacial rusa Roskosmos en un comunicado.

Hay una simple respuesta al por qué Soyuz seguirá funcionando tras el fin de los transbordadores, “fiabilidad, por no mencionar coste/eficiencia”, afirmó.

Roskosmos expresó su admiración por el programa de transbordadores: “La humanidad reconoce el papel de las naves espaciales estadounidenses en la exploración del cosmos”.

El programa de los transbordadores estadounidenses se vio eclipsado por dos desastres -el de la nave Columbia, que estalló en 2003, y el de la Challenger, en 1986-, que se saldaron con la muerte de 14 tripulantes.
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El programa Soyuz también sufrió dos accidentes, ambos hace décadas, aún bajo la Unión Soviética. La misión del Soyuz-1 en 1967 se estrelló, muriendo el cosmonauta Vladimir Komarov. Mientras, los tres astronautas del Soyuz-11 murieron en 1971 cuando su cápsula se despresurizó en el espacio.

El cohete ruso Soyuz y su cápsula para transportar tripulantes, menos espectacular que el transbordador de aterrizaje horizontal estadounidense, ha cambiado poco desde que el ruso Yuri Gagarin fue el primer hombre en viajar al espacio en 1961.

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Catedral de San Basilio, ícono de Moscú, celebra 450 años

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Rusia celebra hoy el 450 aniversario de la Catedral de la Intercesión de la Virgen en el Montículo, más conocida como San Basilio, cuyas cúpulas acebolladas son la tarjeta de visita del país.

Moscú. Rusia. EFE.-
La catedral, situada en uno de los extremos la Plaza Roja en Moscú, es actualmente una filial del Museo Histórico de Moscú y sigue acogiendo servicios eclesiásticos ortodoxos.

Una de las joyas más representativas y llamativas de la historia y arquitectura rusa, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, la catedral fue consagrada solemnemente el 12 de julio de 1561 una vez terminada su construcción que duró cinco años.

El proyecto, envuelto en numerosas leyendas, fue ordenado por el zar Iván el Terrible para glorificar su victoria sobre el Kanato de Kazán.

Una de las leyendas dice que la catedral es una copia de una mezquita en Kazán, que fue destruida por Iván el Terrible, enfadado por la resistencia que ofrecieron los habitantes de la hoy capital tártara a las tropas del zar.

Se cree que entonces las cúpulas de aquella mezquita derrumbada fueron trasladadas a Moscú y simbolizaron la victoria del zar sobre Kazán.

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Otra leyenda dice que el zar dejó ciego al arquitecto de la catedral, Póstnik Yákovlev, nada más terminada la construcción de la obra, para que no construyese nada que superara en belleza a la catedral.

Por otro lado, los que refutan esa leyenda se basan en que posteriormente Yákovlev construyó otros complejos arquitectónicos, por ejemplo, el Kremlin de Kazán, cosa que, de ser ciego, no habría hecho nunca.

El destino de la catedral es un paradigma de los dramáticos giros de la historia rusa, cuando las obras de arte eran destruidas por capricho de los nuevos gobernantes, quienes consideraban que esas ya no se correspondían con la nueva realidad.

De hecho, la catedral estuvo a punto de ser borrada del mapa en varias ocasiones a lo largo de los últimos 450 años.

Por ejemplo, durante la invasión de Napoleón, quien al darse cuenta de que nadie le iba a entregar las llaves del Kremlin ya que los rusos habían abandonado y supuestamente incendiado la ciudad, tuvo que dejar Moscú y, frustrado, dispuso destruir la catedral.

Pero, al parecer, las tropas franceses llevaban prisa y no pudieron acabar con el complejo.

En otra ocasión, ya en el siglo XX, uno de los colaboradores más fieles a Iósif Stalin, Lázar Kaganóvich, le propuso al dictador soviético que diera la orden de destruir la iglesia, al igual que a muchas otras que fueron derrumbadas por el régimen ateísta soviético.

Dicen que a la hora de tratar de persuadir a Stalin de que la catedral impedía pasar a las tropas durante los desfiles militares en la Plaza Roja, Kaganóvich mostró una maqueta de la plaza y arrebató las pequeñas torres del complejo.

Stalin, dice la leyenda, quedó perplejo al instante y luego le espetó: «¡Que vuelvas a colocarlas ahora mismo!».

Pese a que la ideología bolchevique se manifestaba en contra de la religión como «un vestigio del pasado» de la burguesía zarista, fue en el siglo XX cuando más trabajos de reparación y mantenimiento se hicieron en la catedral.

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