La muy antigua localidad rusa de Pávlovo en Rusia es conocida no sólo por sus ingeniosos artesanos del metal, en especial de candados, sino también por ser muy aficionados al cultivo de limoneros.
En el Museo de Historia de Pávlovo, que esta situada en el centro de Rusia a orillas del río Oká, se nos presentan muchas cosas asombrosas.
A modo de ejemplo, tienen una rosa tan pequeña que sólo se ve puede ver con un microscopio o una maqueta del Palacio del Kremlin realizada con 143 navajas ensambladas. Además como debería ser aquí también se muestran los candados hechos en esta ciudad, muy diversos en sus formas y tamaños.
La ciudad Pávlovo en Rusia comenzó a hacerse famosa por sus candados ya desde el siglo XVI, según relata el Director del Museo, Nikolai Fedótov. «Pávlovod era un punto importante de la ruta fluvial que va desde el centro de Rusia hacia el Río Volga, y por aquí pasaban una gran cantidad de comerciantes.
Ellos comenzaron a comprar los candados para proteger sus mercancías», explico Fedótov.
Los candados de Pávlovo se convirtieron por esa época en los más famosos del mundo.
Los fabricantes apenas podían dar abasto para atender la demanda de los pedidos de candados, no sólo de Rusia sino también de Europa Occidental, en donde no tardaron en hacerse también famosos.
Hoy, ya cuatro siglos mas tarde, esa historia de prestigio en la construcción de candados se convirtió en el símbolo primordial de los artesanos de la ciudad.
Su creación pertenece al Jefe del Distrito de Pavlovsk región de Nizhny Novgorod Viktor Kurenkov.
En el Museo de Pávlovo se muestra el candado más grande del mundo, que pesa 415 kilógramos, mide más de 185 cms de altura y está certificado por el Libro Guiness de los Récords.
La idea de su creación pertenece a Viktor Kurenkov Jefe del Distrito de la región de Pavlovsk en Nizhny Novgorod.
Este candado que es orgullo de la ciudad fue construido por estudiantes de la Escuela de Arte Industrial de Pávlovo para homenajear a la ciudad conocida desde hace siglos por la calidad de sus candados, demoraron más de un año en su creación.
En esta pequeña pero sorprendente ciudad, el enorme candado contrasta con la obra de Pável Kulikov quien creo el candado más pequeño del mundo, de apenas 0,09 gramos enhebrado en la cabeza de una aguja, así que ahora la ciudad tiene otro récord en tamaño de candados, esta vez se trata del candado más pequeño.
Según comentaba Kulikov, esta técnica le costó años de entrenamiento y hasta tuvo que aprender a manejar su respiración para no arruinar su trabajo. «Es una labor realmente muy intensa, y a veces tienes que retener la respiración, hasta el punto que ni siquiera te das cuenta de cuánto tiempo pasas sin respirar. Porque lo más importante es que el detalle en el que trabajas sea perfecto. Es tanto lo te preocupas para lograr el resultado final, que ya ni siquiera piensas por cuánto tiempo no respiras», decía Kulikov.
Pero las curiosidades de la ciudad de Pávlovo no se terminan en los candados. Aquí la población dice que no hay una sola casa en la ciudad en donde no haya al menos un árbol limonero.
En el centro de Pávlovo se construyo el Monumento al Limón para celebrar uno de los aniversarios de la ciudad, lo que demuestra que para sus habitantes se trata de algo más que de una simple fruta.
Es así que el limón, traído hace ya siglos desde Turquía, es otro de famosos símbolos de la ciudad.
Pero si un día visita Pávlovo no espere ver los limoneros en huertas o jardines, porque lo más seguro es que los vea a través la ventana de alguna de las casas de la ciudad..
Semión Diákonov, habitante de Pávlovo, explica que en su opinión es algo maravilloso cuando dentro de la casa crece un limonero. «Y cuando da frutos es algo hermoso», añadió. «Es por eso plantamos estos limones en el interior de nuestras viviendas», explica Diákonov.
Esta técnica para cultivar limones dentro de una vivienda surgió ante la necesidad de combatir lo hostil del clima ruso lo que hacía muy difícil la adaptación del árbol. Hoy sus habitantes están orgullosos de haber desarrollado una forma de producción que aunque necesita de un gran cuidado da los mejores resultados.
Diákonov afirma que el limonero es un árbol muy caprichoso y no va a crecer en cualquier casa. «El árbol puede morir fácilmente y requiere de muchos cuidados.
Principalmente prestarle tiempo suficiente, para que se formen los frutos, para que no se enfermen y puedan madurar», agregó Diákonov.
Esperamos que estas historias de Pávlovo ligadas a la identidad de esta ciudad de Rusia central les hayan gustado y desde ya gracias por compartirla este artículo en las Redes Sociales.